lunes, 30 de septiembre de 2013

3D.

Hoy, no sonó la alarma y cuando abrí los ojos estaba confusa, cogí el móvil y vi que estaba apagado '¿Qué hora es?' es lo único que parpadeaba en mi mente.
Ocho y media, perdí el transporte y ya no había como ir al centro de estudios; seguí durmiendo.

Las once, algo así como mi cuerpo incapaz de dormir ni un minuto más, y me levanté. Hice unas tostadas con queso fresco y tomate, junto con café (imprescindible); mientras masticaba y sorbía me daba cuenta del día que era. Iba a dejar de fumar, en teoría, pero nada es planeable de manera satisfactoria en mi vida.

No sé que ha sido ese cúmulo de horas y sensaciones agrias al ver pasar el tiempo, necesitaba movimiento, y así hice, comencé a ordenar, fregué la losa y me senté.
Alrededor de las tres comí y tuve que irme a las cuatro a por lo que me está sirviendo para escribir en este momento, falta de ganas no es, sino el recuerdo de ese día que propició el comienzo de un día no para los demás, pero sí para mi memorable; el primer Doglib.

A veces me paralizo unos instantes, no sé muy bien por qué sucede; tal vez sea el cansancio. No es pronunciado porque no quiero que sirva como precedente de derrota, pero estoy cansada, de escribir, de hacer un trabajo y que no sea valorado y tan solo faltar una vez por despiste y que ya cuente de forma negativa. Es exasperante, aunque sé que queda la meta, el camino a recorrer ha de ser disfrutado, si no, ¿para qué?

Las dudas corroen mi piel y no sé más que lo que desconozco.