No detrás de alguien, ni un sueño inalcanzable lleno de falsas premisas que no tardarán en ser rotas. Huye de la monotonía de los '¿Qué hago?', 'No puedo con esto', '¿Y si hubiese..?. NO, Dejarte llevar por estos malsanos pensamientos no te dirigirá a un lugar nuevo, puesto que cometiendo los mismos errores es seguro el retorno al pozo.
Es hora de trepar.
Sé que tienes los pies descalzos, que apenas te queda apetito puesto que tu estómago está comprimido como helado llevas guardado el corazón, pero, ¿Qué tal si echas la vista atrás y te das cuenta de que no eres un vagabundo sin rumbo, sino el propio mapa de tu ruta? En efecto.
Así es querido humano, es así como recuerdas las últimas horas de tu liturgia veraniega: exhausto, con gotas frías recorriendo el cuerpo, el sombrero roto y los agujeros de los zapatos ahuecándose a cada paso cuando aún es imposible vislumbrar la meta con claridad y los pensamientos al respecto se tornan grisáceos y oscuros. Pero sin un calendario fijo y un reloj destartalado el tiempo pasa más rápido y ante esta adversidad continua nos fue favorable ¿o no? Pésimo realista sois si hasta al más dulce elixir le sacáis pega, puesto que la realidad también implica en sí misma placeres.
Duro y seco como el viento, en una tórrida tormenta inesperada de verano se presenta Septiembre; humedeciendo cada rincón de las calles ya abrasadas antes, que se rinden al fluir de tal refrescante proceso hidráulico.
Venga a mi esta tormenta, que a través de mi ventana observo y al salir mis pies a calzado con barro y algunas hojas; vino esta para decirme que debo apagar la hoguera donde se firmó tal venganza que estaba fundiendo cada una de mis bengalas. Y desde la oscuridad de una noche sin cerillas hasta esta lluviosa tarde, mis ojos divagan con vehemencia, pues a estos solo les queda reposar.