Las palabras se escabuyen dejando que muestre enmudecida cada uno de mis sentimientos sin apenas notarlo en gestos.
Sorda del ruido en mi mente a pesar un alrededor en el más plácido estado con los silencios nocturnos.
Quisiera encontrarte en sueños y mostrarte lo mucho que lo siento, el infinito que es y los como. Y me comen. Estos pensamientos.
El darte lo mejor y a mi misma, no una versión es lo que deseo. Pero, ¿Y si?
Ya empieza a hacer ecos el susurro de lo incierto. Y lo silencio. Y vuelve.
¡Que se vaya! No me deja. Sigo inquieta.
Voy al recreo de mi cabeza donde los pájaros cantan danzan y se callan por ti. Que sí cojones, que nos dejen dormir.
Ahora sólo tengo claro el latir de quien necesitaría a mi lado. Eh. Y con cuidado.