En un despiste, no tiene gracia el chiste.
Una mala reacción por no saber qué emoción.
No saber cómo ayudarse a uno mismo.
Entre la confusión.
No sentirse escuchado.
Con un dolor en el pecho.
El desprecio de lo que no he hecho.
Desvalorar la evolución del momento.
El proceso de los días no rectos.
El yo no entenderme que no siempre soy perfecto.
Cambiar, evolucionar, encontrarme y perderme.
Una copa que de repente,
no sabe como se siente.
La rotura del cristal opaco.
El no hacer conmigo mismo un trato.
Permitir sus emociones.
Pero las mías en los montones.
A veces son revoluciones.
Otras sin consecuencia de amores.
La ambiguedad del espacio.
Un punto de vista demasiado rápido.
Al no respirar tras el ocaso.
Mirar la mañana como un paso.
No entender que hice demasiado.
Que me merezco ser valorado.
No tenderme en lo frustado.
Con las consecuencias del maltrato.
Las emociones del desacato.
Los sentimientos que me he ocultado.
No alegrarme de mi propio estado.
De saber que valgo y no abrazarlo.
De alejarme de quien me quiere.
De evitarme una sonrisa.
De huir de mi misma.
Cuando estaba encontrada.
Me alojaron una lanza.
Y con la herida abierta.
No entiendo esta tierra.
El ciclo así no se completa.
Si no cambio de receta.
Hacía tiempo que no sentía dolor.
Pero tampoco aprecio.
Ahí están en mi interior.
Se me sale del pecho la ilusión.
Me pregunto, ¿quién soy yo?