miércoles, 19 de septiembre de 2012

Hay mil escritos que desdibujar e infinitas palabras cuyo hilo conector hemos perdido.
Poniendo los pies en el suelo, un escalofrío intenta despertarme, junto con tímidos rayos de sol infiltrándose entre las nubes con inapetencia.
La positividad que se evapora cual gota de agua en un día caluroso, ha dejado paso a este estado y conjunto de emociones turbias que me nublan la mente estos últimos días.
Caminando por esta calle todo parece igual, igual de mal.
Incógnitas sin resolución y un profundo insomnio son mis fieles compañeros, cada noche están ahí, sin excepción.
Aún hay esperanzas, o eso quiero creer.

Desataste esta lucha interior sin vencedores. 
Ahora me encuentro recorriendo este laberinto emocional, abriendo ventanas y puertas que no llevan a ninguna parte, sin rendirme, esperando que la brisa no engañe. Prolongando mi litigio hasta el día veintiocho.
Con el treinta no sólo acaba un mes, sino una etapa de mi vida.

La definición de fuerza varía entre las personas, eso seguro, pero tener el coraje necesario para afrontar el enigma dando puerta a todas las incógnitas, eso, es otra historia.
Tal vez deberíamos cuestionarnos cuánto tiempo es para siempre. A veces solo un segundo.

¿Cómo puedes reprimir lo que sientes de esa forma tan necia?
¿De verdad estás cómodo y crees que ha merecido la pena?
¿Tan sumamente conformista eres? ¿Tanto valor te falta?

Todas esas preguntas y miles más parpadean intermitentes en mi cabeza, mi mente se encuentra atestada de pensamientos sin sentido que siempre llevan al mismo callejón sin salida donde me veo inútil, impotente ante la situación que me mantiene reclusa y esclava de las circunstancias constantemente.

Hay un sentimiento que no puedo tocar.
No lo entiendes. No importa.

Tiene gracia que te dijera que estabas apagado cuanto justo unas solas brisas atrás me lo habían dicho a mi. 
"¿Por qué eres así ahora?" "Llévate lo mejor de mi." 
Es sencillo.

No puedes cambiar lo que ha pasado, ojalá pudieras.. Aunque dudo que actuases de manera distinta.
Me gustaría poder decir que no me importa y no mentir al hacerlo, pero es imposible.
El recuerdo prevalece intacto y aunque me intente hacer creer que tengo asumido el que no hubiese salido bien, no puedo evitar mantener esa esperanza, incapaz de ser encerrada en un baúl junto con el resto de desasosiego.

Permanezco en esta calle, prolongando mi camino. Las baldosas de ceniza se esfuman con cada paso que doy, aproximándome unos centímetros más a salir de esta utopía en la que me veo rodeada de  amargas incongruencias entre notas que apuntan a funerales y no quiero creer. 
De camino me encuentro con figuras planas en las que se refleja irregular y discontinuo tu rostro.

Como una caja de doble fondo, las respuestas se encuentran en ese lugar desconocido tras la llave ilusoria, la cual espero que con otra confusión nos saque de esto.

Pensé que te habías rendido por una puta; pero tán solo ibas libre pedaleando cuando la mala suerte te quitó de en medio. Aún así tu luz quedará aquí para siempre.
Me enseñaste a ponerme colorete con el pintalabios, a llevar cuidado, a sonreir cuando tenía ganas de morir, a seguir ahí. Llevabas tu piercing del labio encadenado a la oreja, me recueda que lo que esuchamos tiene mucho que ver con lo que decimos.

Y lo único que puedo decir es que le hubiese arrancado la cabeza a esa hija de puta por haberte torturado, porque pocas personas hay que aún teniendo el alma rota sigan iluminando a los demás.
No me voy a olvidar de tu sonrisa.



Lamentable fue un adiós y no un hasta luego.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Y entonces...

Cuando la noche más que haber caído se había plantado ante nuestras narices en un instante, apareció.
El momento.
Miradas desencajadas.
Parpadeos oportunos.

Cuando sientes que podrás sostener la mirada en el cielo y no decir ni una palabra capaz de abrir esa puerta que tantos pestillos ha necesitado. Queriendo creer que puedes barrer tu mente.
Instante.
"..."
Voces atravesando diferentes ondas de sonido que llegaron cual gota a una hoja a punto de desplomarse.
Sientes que esa canción que nunca debió haber sonado es imprescinsible.
Ritmos Interneuronales.

Cuando, esto es.. así. No te conoces. Gato negro en un vacío de tiempo.
No te rechaces, esto es un sueño como el que narraban aquellos desconocidos ladrando en un paseo sin fin.



Brisa de metal, madera humedecida.
Meta corrompida.



Cierra tus ojos e intenta no pensar. Si piensas sentirás los impulsos que están rondando por nuestras neuronas.

Transformamos un 80;20 en un 30 de luna llena.