miércoles, 27 de febrero de 2013

Así

¿Sabes de esas sensaciones indescriptibles que simplemente te evocan a un estado enfermizo y lleno de angustia? Pues, así me sentía.
Sentía como cada uno de mis músculos se contraía y a la vez temblaba, como una simple respiración hacía que mi garganta ardiese, y como un mínimo movimiento podría hacerme caer.
No quiero volver a ese estado trucado de mi mente, a ese conjunto de sensaciones inmundas que me hacían sentirme desvanecer. No quiero; No.
El tiempo es la carta de doble filo más dura que entra en cada jugada que intentes hacer; mi mano se estremece y de repente sucumbe ante tanta incertidumbre, pero lo voy a intentar, una vez más; por mi.
Nadie sostendrá mi mano cuando yo me vaya, ni siquiera intentará detenerme cuando de ese primer paso hacia un futuro entre niebla. Nadie curará las heridas que este fuego ha dejado, pero cuando yo sople y resurja de las cenizas, aquella pluma volverá a recorrer infinitas corrientes y nadie podrá detenerla.
A veces necesitamos parar por el camino y admitir que nos equivocamos de dirección en aquel cruce, pero nunca es tarde para retroceder y tomar impulso hacia ese lugar, y algún día podré decir con orgullo que tras haber andado, haber rodado e incluso volcado, llegué a mi meta sin haberme arrodillado.
Llegaré

domingo, 17 de febrero de 2013

Como no quieras un cigarro no sé que más puedo darte.


Soy una sombra en medio del lugar, en cualquier esquina que el sol no quiera dar estaré. Perdida entre la muchedumbre, perdida entre mil pensamientos con aires de aturdimiento.
No sé.

Nada, lo que sé es nada. El caos predomina en mi inconsciencia, como una sombra que tiembla, que marea a todas aquellas neuronas que me quieran hacer despertar de este estado de aislamiento. Puedes empujarme, llamarme, gritarme y aún así no despertaré de este sueño que parece una pesadilla eterna donde el protagonista ha desaparecido. Las palabras se esfuman con cada calada y cada esbozo de positividad se consume como una cerilla, más rápido de lo que nadie pudiese imaginar.

Escribo, y todo lo que escribo permanece aislado en mi consciencia. Esto es mi consciencia, supongo que en algún lugar alguien estará paseando por las rutas interiores de mi mente. 
Despídete, pero no saludes; yo tampoco lo haría. No me tengas en cuenta, porque si lo intentas, lo finges, y si lo finges ya no importa.
Me pierdo y te me pierdes; el vino de fondo y una línea telefónica cortada es todo lo que tengo detrás. Se acaba el tiempo y con él mis ganas, se acaban las palabras para poder consolarme, se acaban las ganas de intentarlo y se acaba todo lo inacabable.
Como una sombra, una sombra vagabunda entre la gente, inhumano es mi sentimiento. Imbécil es mi consciencia e imbécil soy yo.
¿Yo? Tal vez la depresión que me acarrea tanta responsabilidad, tanta gente dependiente y tanto peso emocional. Tan sólo quiero gritar basta y volver a ser la sombra de una pluma, no quiero ser una sombra desfigurada, pero el tiempo es el ejecutor de mi liturgia.

¿Quién eres? No sé.
¿Qué haces aquí? No sé.
¿Qué sientes? No sé.


La chica risueña

Las personas alrededor no dejaban de hablar; cada mesa tenía su propia banda sonora y la nuestra se componía de risas, algún que otro toque e infinitos cruces de miradas.
Sin pronunciar palabra nos lo decíamos todo.
Ahí sentada te encontrabas, frente a mi, y viendo que mi mirada se perdía en la lejanía me lanzabas proyectiles sonrosados.
hacía medio año que no compartíamos un momento, parecía que el nerviosismo no se nos quitaba. Era como si nunca antes nos hubiésemos visto, pero en el fondo me gustaba.

Denominada como 'la chica risueña'; más bien la chica de mis sueños.

we are turbulence