domingo, 3 de marzo de 2013

Léeme

Tú y yo sabemos que las distancias callan demasiadas historias por contar, que los trenes parecen inútiles si siempre hay uno de vuelta y que un suspiro se nos hace eterno.

Quiero y quiero creer que quieres, un mañana con un despertar entre sábanas revueltas y sonrisas cristalinas.

Deseo unas manos entrelazadas caminando por el paseo marítimo, deseo ser yo la dueña de cada pestañeo y de tus muecas indescifrables.

Esperar a la luna sobre nuestras cabezas embelesando nuestas pupilas cada noche mientras la hamaca se mece al son del viento.

Disfrutar de una lista de reproducción infinita reflejando nuestros pensamientos a la vez que reímos, tomamos el sol o incluso paseamos en una ciudad arbitraria.

Dibujar las curvas de tu cuerpo con mis dedos, acariciar tu pelo, fotografiar cualquier momento, perderme en tu mirada y que seas tú quien me encuentre.

Cada una de estas palabras es estéril, no puede reflejar el verdadero sentimiento detrás de cada acción, al igual que no podemos sentirlo por culpa de la distancia y las secuaces circunstancias; espero que el viento siga soplando y el tiempo discurra con brevedad.

Pero todo eso, tú ya lo sabes.