Hoy, he salido al desdibujar tu mirar de mi pensamiento.
Antes, las paredes de lo que llamo hogar se derretían.
Pensé en contar una historia tras pasearme la ciudad con la intención de extraer una sonrisa en mi rostro.
El primer paso para no variar lo doy en soledad.
La calle está humeante tras el rastro de una ola de calor y pienso con las neuronas aturdidas en el siguiente paso.
Ahora recibo un mensaje que proporciona compañía, no solo de forma intangible sino en un rato material y real.
Siento como el tiempo merma pero encuentro una manada de seres bailando entre verdes tallos a pesar de las temperaturas, y me alegro.
Una amistad alumbra la espera en la que estoy sumida e iremos a recorrer rincones y cosas del azar.
No entiendo los impulsos, los vivo.
A Silvia; una dulce pieza del gran rompecabezas en mi vida.