Me besó tu recuerdo, ese del que tan rara vez me alejo. Acariciome el suspiro de ti, de esas horas que creíamos por venir.
Auyentando los calambres, sosteniendo con alivio que las emociones son inestables.
Pero caí en esa brecha, donde no hay luz más que en el sentimiento que acecha.
Volví a retorcer mis esfuerzos, casi sin respirar y hablándole a un reflejo.
Tomando mi mano hacia el pecho, resuena caliente todo lo que albergo dentro.
Y sin locura esta vía transitoria, sueño que me devuelve a la gloria.
Temo a mis monstruos a pesar de quererlos, noto como me transforman sin conocerlos.
Desconocidos viven entre mi latir, suplicando que aprenda lo que es vivir.
Que me deje de jugar a historiadores, valen más los renglones que están por escribir.
Notaría todos los picores, de no ser porque hay algo que ha muerto en mi.
Como las caricias que tanto me gustaban, ahora siento como se me atragantan.
Las miradas que reflejaban deseo tan solo muestran cobardía; ya no sé ni si espero, tan sólo quiero que se acabe el día.