Como plumas caídas en un día de borrasca caemos suavemente en el asfalto, enfrentándonos a una realidad ensordecedora que día a día va minando nuestras almas y esperanzas.
Agua.
Insonorización momentánea a través de fluidos que entorpecen el paso de comentarios hirientes expulsados como dardos de los labios de infelices que intentan minar nuestra autoconfianza. Sin darte cuenta oyes menos... y menos.
Te hundes.