Como una hora de pecado o un sueño desbocado, el momento de hacerse con todo y dejar a la nada arrasar con el miedo.
El amor es una cura que te toca el alma.
Amar es el mejor trabajo y ser amado es el mayor regalo del universo. No seamos hipócritas, porque dar amor es un esfuerzo que uno hace con gusto y sale sólo pero cuando el cuentagotas de sentimientos se desbordó hace tiempo el amor escuece, pica, moja, excita, irrita y duele.
Porque es así, como un torrente de sangre que sale de tu cerebro y te deja gilipollas.
Cuando sólo tienes ganas de más de esa persona así, quieres vivir de manera única tu sentir junto a su vida.
Como cada bocanada de aire es una mezcla entre suspirar por lo efímero de la existencia, un quejido al deseo ojalá eterno, el simple respirar para aceptar que estás vivo y pasión por seguir estándolo.
Estoy en el cielo contigo y en el más puro infierno cada vez que no nos entendemos.
Me quedo en el limbo tratando de comprender o hacer las cosas mejor, pero siento que tenemos las mismas ganas por avanzar y superar los desacuerdos, pues...
Como persona enamorada quieres dar toda tu atención, mimos y demás.
(Es imposible que lo hagas; eres humano)
Como persona amada quieres recibir toda su atención, mimos y demás.
(Y es imposible que lo haga; es humano)
En el vórtice de nuestras intenciones somos libres de hacer lo que queramos hacer pero al fin te das cuenta de que si lo quieres tienes que ir a por ello, no poner nunca la balanza en el corazón y sí en los hechos.
A veces el pensamiento lógico se vuelve del revés, los deseos o miedos torturan pero sé que en esta montaña rusa de emoción me doy cuenta de... lo que es, amor.