Abro los ojos y sigue el dolor.
Un incesante mareo que tiembla.
Los estruendos de almas en conflicto.
Y yo haciendo por sanar la influencia.
¿ Por qué no vuelas ?
Tengo las patas rotas, el cuerpo dislocado
y una clavada en la cabeza.
Te estás moviendo, es un milagro.
¿ Aún respiras ?
Sí, tengo clara la misión.
¿ Por qué no te rindes ?
No puedo, y aunque mi energía esté por el suelo.
Se que me espera todo lo que anhelo.
Dice el mundo interior que puedo.
Que se espere que alce el vuelo.
Pero, ¿ Y si todo indica hoy que no puedes?
A ver, aunque el cuerpo esté en recuperación, la pasión por lo que merezco está en acción.
Sin juicios asumidos me libero de la tensión.
El odio que habita alrededor intenta que no.
Busco un espacio de silencio desde el corazón.
El trabajo que conlleva esto es mayor.
Y si la cabeza estalla y el cuerpo no responde,
Asumo que aún hay luz.
¿ No te gustaría que fuera diferente ?
He dejado de juzgarme, la carga es enorme y valoro más mi salud que una medalla.
¿ Estás enfadada ?
Sí, pero puedo con esto.
Me muevo efectivamente y sin pero.
El arte de hacer del dolor un desapego.
Pues si fuese de otra manera no habría un corazón sincero.
La transición es lo certero.
¿ Como escribes sí hay una daga clavada en tu ojo?
Aceptando el ataque y confiando.
El mundo, no es cruel, la gente lo es por inconsciente o a drede.
Igualmente, mi silencio aguarda maravillas.
Hasta tirada en una cama lanzan envidia.
Los que no ven más allá son ciegos.
Los que sienten, sinceros.
Y ya no explico, aplico.
Descansa en paz dolor, te abrazo y vamos a mejor.
No midas tu valor.
Esto no es una competición.
El reto de seguir sin hacer de robot.
Dando a mí alma la confianza de la posibilidad,
El sendero incierto por desvelar.
¿ Qué harás hoy ?
Observar.