Impulso certero que catapulta.
Dejar atrás a quiénes culpan.
Pues la responsabilidad es solo una,
Nadar o dejar de imaginar la laguna.
Crea vórtices de pensamiento,
Que sin darse cuenta son de cemento.
A dónde solo un tipo de golpe puede derrumbar,
Dejar de creer en el azar.
Navego sabiendo que he de ajustar las velas,
Siendo estás capaces de todo,
De un naufragio o la llegada,
Dependiendo de ajustar mi rumbo al viento.
Carece de sentido señalar las olas,
Cuando el rumbo no está definido.
Pues a mar abierto es donde entrena,
El verdadero marinero.
Que el gimnasio mental es aquel del,
que no te cuentan, la entrada siempre está.
Y pues los ejercicios vienen dados según
Lo que decida usted pensar.
Levanto el agradecimiento,
O hago cuerda con la pena.
Decida pues que es lo que espera.
Sin necesitar nada se levanta la bandera,
Bienvenidos al otro mundo,
Donde no gobierna la sesera.
Capaz de entender aquel que cuestiona,
Pues la razón es tan solo otra broma.
Cada acción la vida responde,
Allá hacía donde,
Sin una venda,
Hágase lo que se quiera.
Elegir la imagen que se ve,
No es cosa del azar,
Sino de que perspectivas,
Uno decide cultivar.