El cuidado de esta fase es esencial,
Lejos de un tabú es tiempo de,
Renovar energía y descanso duplicar.
La madre tierra contiene el ser.
Respetar el desprendimiento de la sangre,
Como fuente de purificación y arte.
El ciclo hormonal es sagrado,
Aquél que se considera hombre,
Honra este proceso con halago,
No existiría vida sin este.
Cuidarse como mujer,
Independiente de la presión,
A tener que representar 'productividad'
Pues es un derecho a ejercer.
Cuando la versión circadiana,
Sobre la que está establecido el horario,
No respeta el ciclo lunar,
Se produce molestia más que innecesario.
El reflejo de calificar, señalar,
A cualquier mujer que pasa por esto,
Todos los meses su cuerpo merece aliento,
Una paz para el rejuvenecimiento.
La fortaleza masculina se haya,
En honrar este proceso,
Sostener, entender y cuidar,
A ellas que todos los meses pasan por eso.
La naturaleza requiere de ambas fuerzas,
Ambas energías son vitales,
La masculinidad y feminidad a partes iguales.
Ningún género contra otro,
Pues el valor reside en ver la belleza,
De la complicidad más allá de unas pautas estrechas.
El conocimiento ancestral es trasmitido,
A través de su vientre como portal,
La vida nace de lo que muchos quieren condenar.
Es valiente saber prejuicios soltar,
Abrazar a la calma mientras uno tiene que menstruar.
Los procesos que son de forma elemental,
Necesarios de cuidar y valorar,
En cada fase: menstrual, lútea, ovulación y folicular.
Es urgente y necesario la educación,
Tanto en el autocuidado y alimentación.
El soporte entre conocimiento y sanación.
Pues no existiría nada sin este tipo de estación.