jueves, 4 de abril de 2013

Tres semanas

Junto a un viaje demasiado esperado, con la premisa de conseguir objetivos y dejar la mente volar, el contraste absoluto que inunda mi mente entre creación infinita con ideas que pululan sin descanso o la mayor desidia jamás vista está dejándome K.O.
¿Por qué tantas palabras suenan a vacío? Ruedan incansables en mi consciencia pero ninguna consigue hacerme abrir los ojos de la manera que cada página del libro que sostengo entre mis manos hace.
Lo dejé, en la cama, apartado;   a cada atisbo de desasosiego es abierto con la espera de retomar energías, o más bien ponerlas en uso.
Tengo mil y un proyectos, ideas, planes, sueños...etc pero aquí me siento presa, es como una jaula donde mis pensamientos se marchitan cada vez que miro a la ventana con nostalgia; echo de menos mi libertad interior. Todas mis palabras están encadenadas a emociones autodestructivas que aparecen siempre que piso este mismo lugar, es como si al traspasar la puerta cruzase un umbral de negatividad, parálisis y  desánimo que consume toda mi energía. ¿Por qué pasa esto? Ni yo misma lo sé, tan sólo sé que necesito huir de la cárcel emocional que estas paredes implican y empezar de cero.
Odio este lugar.