En el retrovisor de lo perfecto,
No existe ningún reflejo,
Pues en el parabrisas yace la vía,
En el volante este mismo día.
Elegir cuidar a la única constante,
La que permanece lo que el tiempo aguante,
Quién mira intensamente sin desgaste,
Aquella que elige amar un desastre.
Cuando la teoría se evapora,
Abrazar el momento del ahora,
Con la sabiduría de que lo que se añora,
Existe y existiría por siempre en el cora.
Si la visión permanece intacta ante el golpe,
Caminar no tiene diferencia del galope,
La senda ya escrita nunca será de uno,
Pues es allá donde no hay camino.
El pitido en los oídos del ejercicio extremo,
La somnolencia de vomitar sendero,
La recarga energética de un nivel nuevo,
Donde no queda hueco para un no puedo.
Terminar la publicación del primer volumen,
Después de que mis tripas se sumen,
Respirando en el humo de mi nube,
Pues se viene lo que no resta y sume.
Queda en mi la perspectiva amorosa,
Ante los errores que traerán otra cosa,
Un no muy bonito color a la baldosa,
Pues expulsar lo que duele, rebosa.
La calma requiere sacrificios,
No a costa de uno mismo,
Pero clara la meta se abre la ruta,
No hay quién eso lo discuta.
Agradecida de los vientos que trae la luna,
Efímeros reflejos de un sueño abierto,
Donde en el presente se encuentra,
Lo que uno llegó a imaginar despierto.
Saber que me merezco desde el afecto,
El mundo entero y no un trozo escueto,
Que la palabra y la acción yendo de la mano,
con el espíritu crea lo intocable para un humano.
La no dualidad crea en la destrucción,
De lo que lastra pesos sin razón,
Ensancha el espacio a algo mejor,
Alineando la conciencia superior.
Menos objetos materiales,
Para más libertad de movimiento,
Tan solo cosas reales,
Que trasciendan al tiempo.
