Entre Tanya y Manolo,
En el autobús después del bolo,
Cuentan que parezco,
No sé, yo sigo solo.
Una chica de 18 que quiere hacer su vida,
Aplastada por gusanos que solo tienen mierda encima,
La trabajadora con su hija escuchando,
La señora en la parada del autobús amenizando.
Entrar a un bar con una apariencia desaliñada,
Todas las miradas de gente amargada,
Sonríe el camarero con educación,
Voy al baño y me arreglo,
Viene a abrirme la puerta el que miraba con amargor.
Que dulce la contradicción,
Donde en un mundo de apariencias,
Se pierde todo el valor,
Al ver pagar todo cara de sorpresa,
Patéticos esclavos de ideas impresas.
Objetificando a las personas,
Por una vestimenta,
Sin saber a quién tienen delante,
La educación que no se comparte.
Me entra la risa entre tanto desastre,
El humor para salvarse del fiambre,
Presos de tratar mal a quien solo tiene arte,
Me enorgullece que no se parezca la historia.
A madurar las mentes de cobardes,
Que se endulzan con cualquier objeto brillante,
De la mugre hasta la sangre,
Las flores marchitas cargan sin pesambre.
Cuando la broma ya no es tan broma,
La amabilidad se convierte en incredulidad,
Quién no lee detrás de la locura,
En las sombras se perderá.
Reflexionando cambia la cara,
Reconocer su error ha sido lo que esperaba,
No te están coqueteando,
Te están diciendo, que no simules tanto.
Que no te dejes perder en los encantos,
Ni confundas una mirada por tanto.
