jueves, 19 de junio de 2025

Casandra

 Libre veredicto transparente ,

Pues la fuente no se vende.

Mitos que llegan al subconsciente,

La verdad es inminente.


Siempre al alcance con lupa,

Fina la sonrisa del que no preocupa,

Cuando los telones caigan del cielo,

Arderán las hazañas sin ningún velo.


La historia solo la sabe el de arriba,

Nada merece más callar Oceanía,

Pues todos saben a que venían,

Azufre para lo que yo vivía.


Sol calienta tanto que arde,

Mensajeros del próximo desastre,

Sabio caído de este arte,

La verdad no puede envenenarte.


Quema a todo lo falso terrenal,

No hay llaves hacia lo trascendental,

Pues los reflejos son crudos,

Y nadie los puede eliminar.


La sustancia eterna de la desgracia,

Que con reverencia le hace gracia,

Pues el mito nunca estuvo,

Y tendrán que asimilar lo que no se pudo.


Las intenciones disfrazadas con cianuro,

Llevando muecas de algún tipo de orgullo,

Ver en sus adentros fue lo sensato,

No se puede matar al que ya murió.


Renacimientos entre ruinas que causan temor,

Deberías de estar muerto, pero no.

Que disfrute ver qué los ataques fueron ceniza,

Y el fuego purificaría la vista.


Tienta tanto que mejor silencio,

Quisieran los que cuentan cuentos,

Pero cuando la realidad supera,

La ficción ya no vale nada en esta era.


Quisieran que otra cosa fuera,

Pero no se puede tapar la sordera,

La validación nunca vino desde afuera,

El camino siempre será el que era.


La paz no se compra, y eso les desespera,

Pues para alcanzarla, 

Tendrían que dejar de mirar fuera,

Y verse en sus adentros, la mierda que eran.


No hay nada como reconocer la estupidez,

Y apostar por un bien mayor es,

Cuanto menos, una misión al parecer,

Los pesos se caen cuando lo ves.


Coherencia al unísono,

Los errores no son despistes,

Sino puertas que no viste,

Solo lo sabe uno.


Y no se sabe, hasta que se sabe,

Que recordar viene de olvidar,

Cuando se desvanece lo material,

Y en el silencio se puede corroborar.


Como atacar a quien bien vio luz,

Hasta en los infiernos de su ataúd,

Eso es lo que más les duele,

Que su decisión fue ser inertes.


El cambio resalta lo que ya no sienten,

Como sus amargos deseos son fútiles,

Vivan los correveidile, que vacile.

Tomar el control de una narrativa,


Que nunca fue suya.

Pues alza lo que nunca se atreverían,

A descoserse y ver, mala mía.

Titanes de aguamarina.


Entonces, camina, hacia donde,

La verdad duele pero libera,

Cerrar accesos a quien envenena,

La historia tiene un transcurso natural.


Tal vez entre todo se intente maquillar,

Pero lo que es, es y será,

Hasta que él coraje de verlo,

Deslumbre tanto, que no habrá vuelta atrás.